“La gratitud es la memoria del corazón”, Lao-Tsé
Está científicamente comprobado que el desarrollo de emociones positivas favorece el bienestar y la salud, contribuyendo a la obtención de una vida más plena y feliz.
La psicología positiva se centra en estudiar el potencial humano a través de las fortalezas y virtudes humanas, entendidas como rasgos positivos de la personalidad.
Martin Seligman, pionero de la psicología positiva, creó junto con Christopher Peterson, un sistema de clasificación con seis virtudes que engloban veinticuatro fortalezas humanas. La #gratitud representa una de estas #fortalezas.
Una persona es poseedora de la fortaleza de la gratitud cuando “es consciente de las cosas buenas que le suceden, nunca las da por sentado, y se toma su tiempo para expresar su agradecimiento” (Seligman, 2003).
La clave reside en valorar, agradecer, todo aquello por ínfimo que sea, no se trata de ser agradecidos/as solo por aquello excepcional. Vivir conectados/as con la gratitud es un valor, una forma de vida que consiste en reforzar nuestra felicidad a base de agradecer lo que tenemos.
Una de las claves más importantes para vivir conectados/as con la gratitud consiste en dejar de vivir de forma automática, es decir, de manera mecánica, guiándonos por la inercia del día a día, viviendo en ocasiones demasiados atentos/as en lo que no funciona, sin valorar adecuadamente aquello que nos sucede, pues estamos perdiendo esa oportunidad de aprender, de crecer y de percatarnos de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Vivir con plena consciencia, por el contrario, nos ayuda a dirigir nuestro foco hacia aquello que nos hace sentir felices cada día, a no dar por hecho, a agradecer todo aquello que tenemos.
El psicólogo Michael McCullough afirma que la gratitud tiene tres cometidos:
Barómetro social: cuando las personas se dan cuenta de que hay otras que están dispuestas a ayudarles de forma desinteresada.
Motivador: cuando vemos que las personas realizan acciones que nos favorecen, esto hace que nosotros nos sintamos agradecidos y realicemos acciones desinteresadas hacia otras personas.
Reforzador: cuando agradecemos a una persona su ayuda hace que desarrollemos una emoción positiva para beneficiar a otros.
Según los estudios científicos, ¿qué beneficios nos aporta vivir conectados/as con la gratitud?:
La gratitud nos permite ir en busca de nuestros objetivos y metas desde el disfrute de lo que somos y de lo que tenemos.
Mejora nuestras relaciones personales (pareja, hijos, compañeros de trabajo...) ya que abrimos espacios para reconocer y agradecer, nos enfocamos en lo positivo.
Disminuye nuestros niveles de estrés, proporcionando un bienestar físico.
La gratitud tiene un impacto positivo en la memoria, el re-evaluar con gratitud los recuerdos desagradables hace que se produzca un mejor procesamiento y un cierre de estos recuerdos que se habían mantenido abiertos, produciendo un estado emocional positivo y en consecuencia un mayor bienestar.
La gratitud aumenta nuestra salud psicológica con una orientación positiva de la vida.
Nos ayuda a perdonar, agradeciendo la parte positiva que tuvo esa relación, ese trabajo...que ha finalizado.
La gratitud funciona como un antídoto contra el pesimismo.
Los niveles más altos de gratitud se asocian también a escalas más bajas de depresión y ansiedad.
Una herramienta que os recomiendo es el Diario de Gratitud, en él se anota cada día aquellas cosas por las que os sentís agradecidos/as. Os ayudará a tener una actitud más proactiva y positiva ante la vida, conectándoos con vuestro ahora, con vuestro presente, viviéndolo felizmente a través del agradecimiento.
Aprovechando la coyuntura, ¡te doy las gracias por dedicarnos tu tiempo en leer este post!
Esther Cazalla Briz
Coach acreditada por ASESCO
Centro Psicológico Loreto Charques