En este artículo quiero acercaros a una de las etapas que a mí como profesional más me apasiona de los niños. La etapa pre-operacional, que abarca desde los 2 años de edad hasta los 6 o 7 años aproximadamente. El tener #conocimientos sobre cómo se produce el desarrollo cognitivo de los #niños y sus etapas nos ayudará a comprender mejor la conducta de nuestros hijos y saber actuar ante determinadas situaciones, como por ejemplo en las impredecibles rabietas, en sus primeras torpes mentiras y en ese característico asombro que muestran.
Antes de nada, me gustaría poneros en contexto. Según el psicólogo y biólogo suizo Jean Piaget (1896-1980), el desarrollo cognitivo (es decir, el desarrollo de áreas como la #atención, el #lenguaje, la #inteligencia, la #percepción, la #planificación, la solución de problemas, etc.) se entiende como un proceso que se produce debido a la mezcla de dos factores: la maduración biológica y la interacción con el medio ambiente. En su teoría incluyó cuatro etapas diferenciadas:
Etapa sensorio-motora: la cual abarca desde el nacimiento hasta los 2 años.
Etapa pre-operacional: desde los 2 años hasta los 7 años aproximadamente.
Etapa operaciones concretas: de 7 a 11 años aproximadamente y
Etapa operaciones formales: que comienza en la adolescencia y se extiende hasta la edad adulta.
CARACTERÍSTICAS DE LA ETAPA PRE-OPERACIONAL
El egocentrismo:
Esta es la característica principal que caracteriza esta etapa y que es la base de todo lo que os explicaré a continuación. El pensamiento de los niños es egocéntrico y les cuesta entender los puntos de vista de los otros y muchísimo más la lógica de las cosas. Es por esto que va a tener dificultad para entender por qué no puede obtener todo lo que quiere (las famosas rabietas). Los niños a estas edades asumen que las otras personas ven, oyen y sienten exactamente lo mismo que él ve, oye y siente. ¿Ahora entiendes porque es tan malo jugando al escondite en casa, que se esconde tras la cortina dejando al descubierto sus rodillas? ¡Si él no te ve a ti, es imposible que le veas tú! Esa es su lógica.
Centración:
Para entender esta característica os quiero proponer/explicar antes un ejercicio: Si le enseñamos a un niño de aproximadamente 4 años dos vasos iguales con la misma cantidad de agua y a continuación vertemos el contenido de uno de ellos en otro vaso más alto y más delgado, y seguidamente le preguntamos al niño: ¿qué vaso tiene más agua?, responderá señalando el vaso más alto y delgado.
Esto ocurre porque los niños en esta etapa se fijan en un único rasgo, obviando el resto. Son incapaces de coordinar de forma simultánea diferentes aspectos. En este caso, la altura del nuevo vaso les hace parecer más grande por lo que presuponen que tendrán más agua. Muchas de las rabietas de los peques se deben a esto, al cortar un plátano, cambiar el formato de un juguete (plastilina), echar “más” o “menos” leche en su vaso que en el del hermano…
Animismo:
Los niños atribuyen vida, conciencia y sentimientos a las cosas y objetos inanimados que les rodean. Es por ello que no es extraño que los niños de 2-3 años comiencen a despedirse antes de irse a la cama de objetos “adiós escalera, adiós cama, adiós papá, adiós mamá”. O que los que son algo más mayores, sobre los 4-5 años nos afirmen que el sol les persigue porque siempre está (juntándose con el pensamiento egocéntrico del que hablábamos anteriormente). El animismo lo podemos observar de forma muy evidente en los dibujos de los peques cuando dibujan al sol o nubes con ojos y sonrisa.
Artificialismo:
El niño piensa que todo lo que le rodea es producto de la mano del hombre. Un ejemplo sería el de pensar que las fábricas al salir el humo son las responsables de las nubes, por lo que las nubes las hacen las personas. Otro ejemplo: “¿y por qué no haces más dinero papá? Pues ve al cajero y saca (haz) más.”
Finalismo:
“¿Qué es?, ¿pero por qué mamá? ¿Y por qué?” Más de uno reconoceréis estas preguntas que parecen encadenarse en forma de bucle infinito. Empezando los padres a responder muy pacientes…. Pero al ver que no hay un final terminan desesperándose. ¿A qué se debe? Pues precisamente a eso, los niños de entre 2 y 6 años no piensan que el azar existe, sino que piensan que TODO, ABSOLUTAMENTE TODO tiene una finalidad.
Irreversibilidad:
Es la limitación más grande del pensamiento pre-operacional, los niños son incapaces de realizar una misma acción en los dos sentidos en que ésta puede llevarse a cabo, aun sabiendo el niño que tanto en un sentido como en otro sigue siendo la misma acción. Ejemplo: su madre no puede ser la hija de su abuela, porque es su madre.
Lenguaje:
Son comunes los monólogos solitarios, los niños quieren decir, expresar y que alguien les escuche, no es un dialogo como lo comprendemos los adultos. Los cambios de escena y rotaciones les descentran, incluso la cooperación según en qué periodo se encuentren de la etapa.
Se basan en su propio punto de vista, por este motivo hablan a menudo en 3ª persona. “Iker quiere pan”. A esta edad creen que piensan con la boca, los pensamientos no son algo interior, sino su propia voz al no discriminar su mundo interno del externo. Tienen la creencia de que pensar es igual que hacer. Por ejemplo: Si pienso algo malo puede ocurrir y será culpa mía. También están convencidos de que sus deseos se van a cumplir por el simple hecho de desearlo. Aparece la figura del amigo imaginario (no siempre) y el lenguaje modula su conducta y acciones “y ahora chicos vamos al garaje” (y posteriormente mueven su coche de juguete hacia el garaje)
Representación y juego simbólico:
Aparece en una fase más avanzada de esta etapa, desarrollan la habilidad de realizar una acción para representar algo distinto de sí mismo. (Por ejemplo, utilizar una escoba como un caballo). Es decir, El niño utiliza un objeto o juguete para simbolizar otro objeto o persona. Comienzan a imitar profesiones, a jugar a las cocinitas con comida imaginaria etc. E intentan hacer participes a los demás, cuando hasta entonces habían jugado de forma paralela o simultánea.
Pensamiento mágico:
Se rige por la emoción y les hace creer sin dudar en la existencia de seres como el ratoncito Pérez o los Reyes Magos. Es un pensamiento mezcla de realidad y fantasía, donde todo es posible y nada es imposible. Tiene más valor la apariencia que la esencia (por lo que una sabana que parece un fantasma, es un fantasma). No son capaces de dar explicaciones abstractas del mundo que les rodea.
Para concluir y como resumen podemos afirmar que durante esta fase los niños creen que los objetos inanimados tienen los mismos sentimientos y percepciones que ellos. La característica que más define esta etapa es el egocentrismo y la fantasía con la que ven todo. Sus estructuras mentales y su desarrollo cognitivo se van desarrollando y ya son capaces de asociar imágenes u objetos a significados distintos del que tienen, de este modo se van preparando para siguiente fase de su desarrollo, la etapa de las operaciones concretas donde comenzaran a aplicar la lógica a sus situaciones cotidianas.
Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga Col. Nº M-29040
Centro Psicológico Loreto Charques