El #apego como mecanismo de supervivencia es bien conocido por todos. Tenemos de manera intuitiva una imagen de cómo el #amor, o #cariño, es una parte muy importante de nuestras vidas. Conocemos sus beneficios a nivel de calidad de vida. Nos damos cuenta de cómo ha sido tan necesaria esta capacidad de apegarnos durante la #evolución, a un nivel mucho más profundo que el resto de los seres vivos, pues nacemos desvalidos y necesitamos del adulto para sobrevivir. Hasta el punto de que estamos genéticamente predispuestos a vincularnos a un adulto maltratador, antes que quedarnos solos.
No profundizaré en la historia de las teorías del apego, describen muy bien cómo funciona, otra cosa es lo referente a sus bases #neurofisiológicas, pues hasta ahora no se tenía una idea concreta. Os describiré brevemente una propuesta muy prometedora, de reciente publicación: la Teoría Polivagal de Porges. Lo interesante de esta #teoría es que realiza una aproximación mucho más precisa de cuáles son las bases biológicas del apego, y a demás, concreta como se ordenan e integran los mecanismos de defensa de los que disponemos.
Os recuerdo, ya que nuestros días de cole nos quedan muy lejos, que el Sistema Nervioso Autónomo se encarga de funciones involuntarias del cuerpo y está dividido tradicionalmente en:
Sistema Nervioso Simpático: Relacionado con respuestas de lucha/huida. Prepara al cuerpo para una reacción física de urgencia. Moviliza la energía disponible.
Sistema Nervioso Parasimpático: Está más orientado a almacenaje de energía y reparación: digestión, sueño….
Porges y su equipo descubrieron que el Sistema Parasimpático, está su vez dividido en dos ramas, una que surge más tardía en la evolución, con los mamíferos y está activada la mayor parte del tiempo:
Complejo Dorsal Vagal: estimula la comunicación y la implicación social, mediante la gestión de la expresión facial, vocalización, escucha. Depende del Nervio Vago mielinizado del Núcleo Ambiguo, que inerva laringe, faringe, esófago, estimula la succión, la respiración y la frecuencia cardíaca. Inhibe al sistema nervioso simpático.
Hay otra rama mucho más primitiva, ya presente en los reptiles:
Complejo Ventrovagal: Cuando falla el afrontamiento a través de la interacción social, la lucha o la huida, se activa esta rama. En psicología se habla de disociación, colapso o desorganización, consiste en una respuesta de inmovilización, una especie de muerte aparente. Va acompañada de un estado de analgesia (no siento dolor), e incluso en los casos más extremos, de anestesia (no siento nada en el cuerpo), junto con parálisis motora. Los recuerdos posteriores son confusos, fraccionados, o a veces puede no haber recuerdo. Está gestionado por la rama más antigua del Nervio Vago, sin mielinizar, llamada Núcleo Motor Dorsal Vago. Se trata de una rama primigenia que se activa en momentos de urgencia en los que falla la rama parasimpática más reciente, posteriormente el Sistema Nervioso Simpático, y finalmente, como último recurso, se activa esta rama primitiva.
Esto implicaría que, a grandes rasgos, el ser humano trae de serie tres sistemas de respuesta, o mecanismos de defensa, que actúan ante situaciones de estrés o peligro, jerarquizados y que entrarían en juego siempre en el mismo orden:
Interacción social: busco ayuda en el adulto, la familia, los amigos, busco respuesta de la gente en la que confío, o simplemente tengo cerca en ese momento.
Mecanismos de lucha o huida (a través del Sistema Simpático), inhibe al Sistema Nervioso Parasimpático. Se activa cuando los recursos sociales no resuelven el problema.
Disociación, colapso o desorganización. No hay, o no percibo salida posible, mi cerebro reacciona automáticamente y sin posibilidad de control sobre ello y dejo de sentir, pensar, e incluso a veces de percibir.
Entraremos a describir un par de ejemplos prácticos muy interesantes:
Muchos hemos oído hablar de aquel programa tan famoso para hacer dormir a los niños. Recomendaba a los padres poner a dormir al bebe en su cuna o la cama, y no acudir aun cuando le niño reclamase la presencia de los padres con lloros. Se pensaba incorrectamente que el niño se calmaba y finalmente se dormía solo, aprendiendo a no depender de sus padres para dormir. Ahora se sabe que lejos de tranquilizarse, los bebes no atendidos entran en colapso, desorganización, o disociación. No tienen un sistema nervioso desarrollado, ni recursos para gestionarse emocional y conductualmente, necesitan del adulto. Nos necesitan para aprender a planificar, razonar, organizar sus espacios y horarios, pero también y más importante, para aprender a identificar, expresar y gestionar sus emociones. A través de las repetidas experiencias en el tiempo, con el adulto, van interiorizando e integrando esa capacidad para tranquilizarse solos, sin necesidad del adulto. Aquí tenéis el enlace de un vídeo donde se observan los efectos de la no sintonía emocional de una madre con su hijo, aun estando la madre presente y teniendo contacto visual directo. No se trata tanto de estar al cuidado de nuestros hijos, sino de poder verlos emocionalmente y hacer que ellos se sientan vistos, como ejemplo el vídeo que ilustra este post.
Igualmente, ya más mayores, los niños necesitan del adulto para manejar sus enfados y frustraciones, el niño va interiorizando las técnicas que vivencia con sus padres, profesores…si el adulto no es capaz de regularse, el niño no tendrá un modelo del que aprender.
Violaciones en grupo. A nivel legal también, el desconocimiento de estos mecanismos tiene consecuencias, como en las recientes noticias de juicios por violaciones en grupo, en las que se pone en cuestión la reacción de la víctima. Se llega a considerar menos grave legalmente, la no reacción de la víctima, cuando en realidad se trata de una reacción extrema de colapso ante el miedo, y la imposibilidad de desarrollar otro tipo de defensa. Al estar los recuerdos fraccionados, desorganizados y/o confusos, los profesionales de las leyes consideran que se trata de cambios de discurso y manipulaciones.
Futuras aplicaciones de la teoría:
Se estudia su relación con los trastornos del espectro autista, aunque queda mucha investigación aun por realizar.
Es bastante evidente su relación con otros trastorno ligados a la regulación emocional como el trastorno límite de personalidad.
Se está realizando investigación por las relaciones autonómicas involuntarias en los pacientes con historia de maltrato infantil.
Se están estudiando las bases neurofisiológicas vinculadas a la musicoterapia, y otras formas alternativas de encontrar regulación emocional a través del cuerpo, en lugar de trabajando con el discurso, los pensamientos o la lógica.
Javier Hernández Matas | Psicólogo Col. Nº M-20253
Centro Psicológico Loreto Charques
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