El desarrollo del juego infantil.
El juego es el lenguaje natural de los niños, una forma en la que exploran el mundo que los rodea, aprenden sobre sí mismos y sobre los demás, y desarrollan habilidades cruciales para la vida. El juego evoluciona junto al niño, convirtiéndose en una herramienta vital para su desarrollo, social, emocional y cognitivo. Antes de comenzar a explicar cómo va desarrollándose es importante tener en cuenta las siguientes premisas:
Una vez que aparece un nuevo tipo de juego no desaparecen los tipos anteriores. Al contrario, el juego anterior mejora, se perfecciona y normalmente pasa a estar al servicio del juego posterior.
La secuencia de aparición de los tipos de juego es invariable, es decir, en todos los niños sigue el mismo orden. Pero sin embargo puede variar la edad de inicio.
De 0 a 2 años: Juego funcional o de ejercicio. Etapa presimbólica.
Durante los primeros años de vida, los bebés están inmersos en un mundo de descubrimientos sensoriales y emocionales. Su juego se centra en explorar los objetos que los rodean, en descubrir nuevas texturas, sonidos y sabores. Durante esta etapa el juego en su mayor parte es individual.
Entre los 8 y 12 meses el bebé realiza acciones para conseguir un fin y una exploración sensorial. Además, en este momento comienza arrastrarse, gatear, comienza a andar, se tapa la cara, reacciona al juego del cucu-tras y tira objetos. Las neuronas espejo ayudan en la imitación de gestos, movimientos y sonidos del adulto.
12 -18 meses: El niño, en estas edades, utiliza objetos con el fin de alcanzar otros que le interesan para jugar. Además, empieza a identificar el uso funcional de los objetos de la vida diaria, de forma que realiza acciones o gestos asociados con esos objetos fuera del contexto real en que son usados, por ejemplo, ponerse un teléfono en el oído al hacer como que llaman o beber de un vaso vacío. Realiza estas acciones centradas en su propio cuerpo, pero de una forma muy exagerada (hace como que come o se duerme de una forma muy evidente).
A partir de los 18 meses aproximadamente: comienza el juego presimbólico primeramente de una forma muy simple, realizando actividades simuladas como dar de comer a un muñeco, poco a poco comienzan a combinar dos juguetes en un juego (pone la cuchara en la cacerola, mete a la muñeca en la cunita, etc.).
A los 24 meses comienzan a representar un rol y crea acontecimientos donde intervienen dos o tres acciones, aunque las secuencias son a menudo ilógicas (cocina la comida, la mete en la neverita y luego se la da al bebé).
De 3 a 5 años: El juego simbólico y la socialización temprana.
A medida que los niños entran en la etapa preescolar, su juego se vuelve más elaborado y creativo. Comienzan a participar en juegos de fantasía, donde pueden asumir roles imaginarios y crear mundos enteros dentro de su mente, ya sea disfrazándose de superhéroes, jugando a la casita o inventando historias con sus coches, el juego imaginativo les permite explorar su imaginación y expresar sus emociones de manera segura, además utilizan objetos como sustitutos (una caja puede hacer de cuna).
Entre los 2 y 3 años el juego es principalmente en paralelo (siguen jugando de forma individual, aunque parece que juegan juntos). En esta fase no hay mucha relación entre ellos, pero observan sistemáticamente a sus iguales modificando a veces el propio juego por imitación de lo que ven a los demás.
En torno a los 4 años se va desarrollando poco a poco el juego compartido y se van desarrollando el uso de las reglas. Es frecuente que se repartan los papeles y establezcan un guion que tendrán que respetar todos los participantes para que fluya el juego.
Alrededor de los 5 años comienzan unos contra otros para ver qué jugador es el ganador respetando la regla que han aprendido respecto al juego, aunque esta regla puede ser arbitraria según el propio interés, la regla es una muestra de una forma de jugar. A partir de esta edad además comienzan a crear construcciones con materiales que pueden combinar para sofisticar su juego (por ejemplo, toallas o pinzas para para crear una cabaña).
6 a 8 años, el juego estructurado.
A medida que los niños ingresan en la escuela primaria, su juego tiende a volverse más estructurado y orientado hacia reglas, la regla ya se considera obligatoria y no se puede modificar. Comienzan a participar en juegos de equipo, deportes organizados y actividades extracurriculares, donde aprenden a trabajar en equipo, seguir instrucciones y resolver problemas de manera colaborativa. El juego estructurado les proporciona un marco claro para interactuar con otros y les enseña habilidades importantes como la cooperación, la competencia justa y el liderazgo.
De 9 a 12 años: Juego creativo y desarrollo de habilidades sociales avanzadas.
A medida que los niños se acercan a la preadolescencia, su juego tiende a volverse más sofisticado y diverso. Comienzan a participar en juegos de mesa más complejos, a explorar sus intereses personales a través de hobbies y actividades creativas, y a experimentar con nuevas formas de expresión artística y cultural. Este período es crucial para el desarrollo de habilidades sociales más avanzadas, como el pensamiento crítico, la empatía y la resolución de problemas.
En resumen, el juego es mucho más que una simple diversión para los niños; es una herramienta vital para su crecimiento y desarrollo. Desde los primeros meses de vida hasta la preadolescencia, el juego evoluciona junto con el niño, proporcionándole oportunidades para explorar, experimentar y aprender sobre el mundo que lo rodea. Como padres, nuestro papel es fomentar y apoyar este proceso, proporcionando un entorno rico en oportunidades de juego, interacción social y exploración creativa. Al hacerlo, estamos sentando las bases para un desarrollo saludable y feliz que durará toda la vida.
Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga Col. N.º M-29040
Centro Psicológico Loreto Charques