“La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén”. Rudyard Kipling.
¿Piensas que tu éxito profesional/académico es cuestión de suerte?, ¿crees que son factores externos los que han propiciado tu reconocimiento laboral/académico?, ¿temes ser desenmascarado/a en cualquier momento y que se descubra que realmente eres un fraude?, si respondes a estas preguntas de forma afirmativa, quizás podrías estar padeciendo el Síndrome del Impostor/a.
Este término fue acuñado en el año 1978 por las psicólogas clínicas Pauline Rose Clance y Suzanne A. Imes en su artículo “The Imposter Phenomenon in High Achieving Women: Dynamics and Therapeutic Intervention”, donde mostraron un estudio con 150 mujeres exitosas, que, a pesar de sus logros y reconocimiento, no eran capaces de reconocer como propio su éxito, lo atribuían a otros factores como la suerte y restaban importancia a su esfuerzo.
Este fenómeno psicológico no está reconocido como trastorno o enfermedad mental. Afecta por igual a ambos sexos y es mucho más habitual de lo que parece. Valerie Young, psicóloga experta en esta materia, afirma que siete de cada diez personas lo van a sufrir a lo largo de su vida.
Son numerosas las causas que pueden propiciar su origen, algunas de ellas serían: dinámicas familiares durante la infancia (falta de reconocimiento, sobreprotección...), baja autoestima, diferencias salariales, percepción de éxito, fracaso y competencia...
La principal característica del Síndrome del Impostor/a es la distorsión cognitiva que presenta la persona que lo sufre, basada en creencias limitantes relacionadas con la incompetencia a nivel laboral, académica o social (creencia en que los demás tienen una visión exagerada de sus habilidades y la atribución de su éxito a factores externos). La inseguridad y los pensamientos autosaboteadores les acompañan constantemente, sintiendo un miedo continuo a ser desenmascarados/as.
Según Valerie Young en su obra “The Secret Thoughts of Successful Women: Why Capable People Suffer from the Impostor Syndrome and how to Thrive in Spite of it”, existen cinco tipos de impostores/as:
El/la individualista: su creencia se basa en que puede hacerlo todo solo/a, su éxito depende de la realización de sus objetivos/tareas sin ayuda alguna, esto le restaría mérito y es ahí donde se sentiría impostor/a. De hecho, pedir ayuda ya representa para ellos/as en sí una evidencia de que son unos farsantes.
El/la perfeccionista: tiende a marcarse objetivos desmesurados, inalcanzables, esta dificultad para superarlos ayuda a avivar su creencia de que no son lo bastante buenos/as. Por otro lado, en caso de satisfacer sus metas y cumplir sus objetivos, tampoco pueden saborear su éxito pues creen que siempre pueden hacerlo mejor. Delegar es algo que les dificulta, porque alcanzar las metas que ellos/as proponen es complicado. La preocupación, la ansiedad y la inseguridad suele acompañarlos.
El/la experto/a: su entorno le considera un experto en su campo, pero él/ella no se siente merecedor de ello. Se impone objetivos inalcanzables para realmente considerarse un experto, y de este modo, esa realidad no llega, de esta forma se considera un impostor, pues siempre hay algo que no sabe, nadie sabe todo, pero esta creencia les limita.
El/la genio innato/a: tienen que conseguir las cosas a la primera, esa es su creencia, el hecho de tener que esforzarse y luchar con ahínco por sus objetivos les hace sentir impostores, pues ya no son el genio que ellos/as consideran. No les gusta recibir ayuda, de hecho, puede llegar a molestarles, pues consideran que tienen que ser capaces de hacerlo todo solos/as. Para el/la genio innato/a no existen los grises, se mueven entre el blanco y el negro.
El/la superhumano/a: con el fin de cubrir sus inseguridades trabajan a un ritmo incesante. Necesitan estar constantemente demostrando su valía, buscando la aprobación externa. Tienen una característica diferenciadora y es que necesitan ser buenos/as en todo. La autoexigencia y la autocrítica es constante.
¿Qué repercusiones puede tener para la persona que padece el Síndrome del Impostor?:
Aumento de sus niveles de estrés en su día a día, debido a que temen ser descubiertos y eso les/las angustia.
Malestar emocional propiciado por sentimientos de culpa, por estar “engañando” a los demás.
Procrastinación de tareas o, al contrario, trabajar demasiado duro para demostrar que su éxito es debido al trabajo duro y no a su talento, todo esto puede afectar a la productividad.
Dificultades para pedir ascensos o mejoras salariales, al no creer en sus habilidades, trabajan por debajo de su potencial.
Incapacidad para reconocer y disfrutar de sus logros.
Inconformismo ante la ejecución de las tareas, “todo se podría hacer mejor”.
Reconocer, identificar y aceptar el Síndrome del Impostor/a será el primer paso para poder superarlo. Trabajar aquellas creencias que nos obstaculizan y crear nuevas creencias potenciadoras de la mano del autoconocimiento, nos ayudará a mejorar nuestro estado emocional y a reforzar nuestra autoestima, siendo capaces de disfrutar de nuestro camino de aprendizaje.
Si te encuentras en esta situación y decides mejorar tu bienestar, estaremos encantados de acompañarte.
Esther Cazalla Briz
Coach acreditada por ASESCO
Centro Psicológico Loreto Charques