El sueño en la adolescencia.
El periodo de la adolescencia es una etapa de cambio tanto físico como emocional, para nuestros hijos. Uno de los aspectos más importantes y con frecuencia subestimado de esta etapa de la vida es el sueño. Añadido a las características propias y conocidas de la adolescencia añade aún más desconcierto a los padres los hábitos de sueño de sus hijos, que con frecuencia parecen otro pulso más al desafío de las normas del hogar.
Por supuesto la adolescencia tiene sus características distintivas en comparación con otras etapas de la vida. Y, como en ellas son fruto de la interacción entre factores biológicos, sociales y ambientales. Algunas de las características más notables del sueño en la adolescencia son:
Ciclo de sueño-Vigilia desplazado: Los adolescentes tienden a experimentar un cambio en su ritmo circadiano, lo que resulta en una preferencia por acostarse y levantarse más tarde, esto choca con los horarios escolares (que al pasar a la secundaria comienzan la jornada escolar antes) y las responsabilidades familiares, lo que puede llevar a conflictos en los hábitos de sueño. No es que el adolescente no quiera acostarse a la hora a la que se acostaba antes, es que no puede conciliar el sueño a esa hora cuando antes sí podía. Este cambio en el ritmo circadiano está influenciado por la liberación de melatonina, una hormona que regula el ciclo sueño-vigilia.
Percepción de mayor necesidad de sueño: realmente el adolescente sigue necesitando alrededor de 8 a 10 horas de sueño por noche para funcionar de manera óptima. Lo que ocurre es que al conseguir conciliar el sueño más tarde no consigue “completar” ese ciclo de 8 o 10 horas necesario por lo que es no es extraño que muestren somnolencia en algunos momentos y dificultades para concentrarse.
Fragmentación del sueño: Los adolescentes pueden experimentar un sueño más fragmentado, con despertares frecuentes durante la noche. Esto puede deberse a cambios hormonales, el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y otros factores ambientales.
Como padres podemos acompañar y ayudar a nuestros hijos a que su calidad de sueño sea mayor, algunas recomendaciones son:
Guiándoles para poder establecer una rutina regular de sueño, con horarios consistentes de acostarse y levantarse, incluso los fines de semana. Esto puede ayudar a regular su ritmo circadiano y mejorar la calidad del sueño.
Animar a nuestros hijos a apagar los dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse. Ya que al reducir la exposición a la luz azul de estos dispositivos no interferiremos en la producción de melatonina.
Promover un ambiente propicio para el sueño en el dormitorio, con una temperatura fresca, una oscuridad adecuada y un colchón cómodo. Limitando las distracciones.
Fomentar la actividad física regular, ya que esta es un facilitador de un sueño más reparador y profundo en los adolescentes.
Reducir el consumo de cafeína y otros estimulantes, especialmente por la tarde y la noche, ya que pueden interferir con el sueño.
Demostrar la importancia de establecer una rutina de sueño saludable siendo un modelo a seguir desde edades tempranas, será un gran facilitador en la etapa de la adolescencia.
Al implementar estos consejos y estrategias, podemos ayudar a nuestros hijos a mejorar la calidad de su sueño y a desarrollar hábitos de descanso saludables que promuevan su bienestar general durante esta etapa crucial de su vida.
Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga Col. Nº M-29040
Centro Psicológico Loreto Charques
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