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Foto del escritorCentro Psicológico Loreto

Inteligencia emocional y liderazgo



La inteligencia emocional es la capacidad de identificar, comprender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás.


El #liderazgo no se limita a quienes ocupan la cúspide de una organización, sino que afecta a todas las personas que, independientemente del nivel en que se hallen, actúen como líderes de un grupo de personas.


Por supuesto que el #conocimiento, el #intelecto y la #claridad de pensamiento son #habilidades fundamentales, sin embargo, la capacidad intelectual, por sí sola, no hace al líder. La principal misión de un líder es la de motivar, guiar, acompañar, inspirar, escuchar y persuadir.


El rango distintivo de los mejores líderes reside en su #comprensión del importante papel que desempeñan las emociones en el entorno laboral, en aspectos tan importantes como son la motivación, el entusiasmo, el compromiso y el rendimiento.


El modo en que un líder gestiona y canaliza las emociones para que un determinado grupo alcance sus objetivos depende de su grado de inteligencia emocional, encauzándolas en una dirección positiva, movilizando lo mejor de las personas, o, por el contrario, en una dirección negativa, entorpeciendo su desarrollo.


Para todo ello, es esencial el equilibrio entre corazón y razón, entre sentimiento y pensamiento.

A pesar del gran valor que la cultura empresarial suele conceder al intelecto frío y despojado de emoción, no olvidemos que nuestras emociones son cruciales en nuestro intelecto ya que, ante una situación de emergencia, son nuestros centros emocionales, nuestro cerebro límbico, los que asumen la función de dirigir el resto del cerebro.


Daniel Goleman, psicólogo, nos propone cuatro dominios fundamentales de la inteligencia emocional que aportan un conjunto esencial de habilidades para el desarrollo de este tipo de liderazgo:


  • Autoconciencia: conciencia emocional de uno mismo, valoración y confianza.

  • Autogestión: autocontrol, transparencia, adaptabilidad, logro, iniciativa y optimismo.

  • Conciencia social: empatía, conciencia organizativa y capacidad de servicio.

  • Gestión de las relaciones: inspiración, influencia, desarrollo personal de los demás, catalizador del cambio, gestión de los conflictos, trabajo en equipo y colaboración.


Estas #competencias de la inteligencia emocional no representan cualidades innatas, son habilidades que se aprenden con #entrenamiento y aportan herramientas excelentes en la práctica del liderazgo eficaz. La velocidad de aprendizaje del cerebro límbico es más lenta, la reeducación del cerebro emocional necesita mucha práctica y constancia.


Por ello, tras una valoración inicial de nuestras fortalezas y debilidades, podremos iniciar un plan de desarrollo o fortalecimiento de estas competencias.


Al ejercitar un cambio de pautas, en un primer momento, nuestra forma de pensar, sentir o actuar pueden parecer antinaturales, atravesamos caminos neuronales poco transitados, sin embargo, manteniéndonos firmes en la repetición y práctica de nuestros aprendizajes, veremos cómo los interiorizamos y fluimos de manera natural en ellos, dejando atrás los viejos hábitos.


Además, no olvidemos, que como si de las piezas de un dominó se tratara, los beneficios de este tipo de formación no se van a limitar al ámbito laboral, nuestro entorno familiar y personal se verán beneficiados del establecimiento de relaciones más armónicas.


Si te encuentras interesado/a en el desarrollo de estas competencias, estaremos encantados de acompañarte en tu proceso personal y profesional.


Esther Cazalla Briz | Centro Psicológico Loreto Charques

Coach acreditada por ASESCO

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