La estrecha relación de la música y las emociones.
Cuando llega el verano, pocos de nosotros podemos dejar de pensar en la música. La música siempre acompaña a los festivales, los chiringuitos, las orquestas de los pueblos, etc. La música está siempre presente en nuestras vidas. (Desde que nacemos, empezamos a percibir las voces de las personas de nuestro entorno como una melodía).
Además, la música está muy relacionada con la inteligencia emocional, por lo que nos ayuda a desarrollar habilidades como la empatía.
La música además interviene en nuestros procesos mentales, percepciones y sensaciones, puede tener un impacto en el comportamiento de las personas.
Pero, ¿qué le sucede al cerebro cuando escuchamos música?
Una de las principales razones por las que la música puede afectar nuestro estado de ánimo es que activa el sistema de recompensa del cerebro, lo que significa que escuchar música libera neurotransmisores como la dopamina, que están asociados con el placer y la felicidad.
Es por eso que la música puede mejorar nuestro estado de ánimo cuando nos sentimos intranquilos o algo desanimados.
Anatómicamente, en el cerebro las regiones límbicas, como la amígdala, son componentes importantes de la estimulación emocional musical. Además, una red de recompensa que involucra los centros de dopamina mesolímbicos en el núcleo accumbens es esencial para el disfrute de la música.
Estos centros son esenciales para todos los demás acontecimientos alegres, incluidos los placeres distorsionados de la adicción. El hipocampo es una parte importante del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje, y media los efectos de la música en el compromiso social y el apego.
La función del hipocampo va más allá de los efectos de la memoria sobre los estados emocionales. De ahí que en muchas ocasiones ciertas melodías nos evoquen a acontecimientos pasados, incluso a episodios personales muy lejanos.
Muchos estudios han intentado demostrar cómo la música estimula ambos hemisferios del cerebro. Elizabet Helmuta Margulis, profesora del Laboratorio de Cognición Musical de la Universidad de Princeton, ha realizado muchos estudios sobre los efectos de la música en la ciencia cognitiva. Afirma que la mayor parte de la música que escuchamos se compone de melodías que ya conocemos. Esta sensación de conocer la canción le da a la música una sensación de alegría y paz personal.
La música afecta a cómo nos sentimos porque:
Afecta a nuestras emociones al desencadenar recuerdos. Por ejemplo, escuchar una canción que escuchaste en la escuela secundaria puede traerte recuerdos de esa época y las emociones asociadas con ella.
Asimismo, la música asociada con un lugar o evento puede desencadenar recuerdos y emociones asociados con esa experiencia. Por ejemplo, escuchar una canción que nos recuerde las vacaciones de verano. Es por eso que la música se usa a menudo como una forma de nostalgia porque puede traernos recuerdos de tiempos más felices y ayudarnos a revivir esos sentimientos.
La música y sus textos son más fáciles de recordar. Es una buena herramienta mnemotécnica. Muchas veces nos asombramos de recordar la letra de canciones que no hemos oído hace décadas.
Además, la melodía y la armonía de una canción también pueden tener un impacto emocional. Las melodías lentas pueden evocar tristeza, mientras que las melodías rápidas y felices pueden evocar sentimientos de excitación.
Otro factor que afecta las emociones de la música es el contexto cultural y personal en el que se escucha la música. Las diferentes culturas tienen sus propias tradiciones y géneros musicales asociados con emociones específicas. Por ejemplo, en las culturas occidentales, las canciones de amor suelen asociarse con sentimientos románticos, mientras que, en algunas culturas orientales, la música más lenta se asocia con estados de ánimo más melancólicos.
Del mismo modo, la experiencia personal de una persona y su apego a una determinada canción o género también pueden influir en su impacto emocional. Por ejemplo, una persona que ha experimentado múltiples angustias puede sentirse triste y nostálgica, mientras que una persona que ha tenido experiencias románticas más positivas puede encontrar las mismas canciones edificantes y felices. Además de estos factores, la forma en que se toca la música también afecta su impacto emocional. La interpretación en vivo de la canción difiere de la versión grabada. En vivo, puede tener más poder emocional porque permite al intérprete tener una conexión más directa con la música.
Por todo ello mi consejo es: Aprovecha el verano y las reuniones con familiares o con amigos para disfrutar con ellos de la música, de compartir recuerdos, emociones, afectos y sobre todo para disfrutar.
Ana Ruiz Montoya
Psicóloga Col. Nº M-16245
Centro Psicológico Loreto Charques
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