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Foto del escritorCentro Psicológico Loreto

La Lateralidad y su papel sustancial en el aprendizaje.



El #cerebro se subdivide en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo, y ambos están unidos por el cuerpo calloso, que es un cúmulo de conexiones neuronales que coordina ambos hemisferios. De este modo, cada uno de los hemisferios se encarga de habilidades y funciones concretas, controlando los músculos del lado opuesto del cuerpo. A fin de cuentas viene a significar que nuestro cerebro está lateralizado. A esta distribución es a lo que llamamos #lateralidad.

La lateralización se va definiendo de manera gradual. El recién nacido aún no tiene establecida la relación entre un lado y otro del cuerpo. A los 4 años, aproximadamente el niño puede usar ambas manos de manera indistinta. Ya sobre 5-6 años esta lateralidad debería ya definirse y el niño debería ser capaz de identificar izquierda y derecha, así como las partes del cuerpo. A los 7-8 años lo habitual es que se pueda localizar la izquierda y la derecha en el espacio sin problema.


Según cómo se distribuyen las funciones corporales del cerebro vamos a utilizar más lado del cuerpo que el otro a la hora de realizar las actividades cotidianas: escribir, jugar al fútbol, comer, recortar, señalar, etc. Así, tener preferencia por un lado u otro significará que seamos zurdos o diestros. Por otro lado, es necesario saber que la lateralidad se define de manera jerarquizada: la más importante es la dominancia #ocular, seguida de la #auditiva, la #manual y la #podal.


De este modo hablamos de lateralidad homogénea cuando todas las preferencias están definidas en el mismo lado del cuerpo (es decir que la preferencia para usar la mano (preferencia manual), el pie (podal), el ojo (visual) y el oído (auditiva).


Se estima que aproximadamente un 25% de la población, por causas genéticas, la lateralización (proceso que termina a los 5 años, más o menos) no se hace correctamente, por lo que los niños sufren una lateralidad cruzada. Es decir, hay un predominio lateral no homogéneo, y esas preferencias antes citadas no están representadas en el mismo lado del cuerpo. Por ejemplo, la dominancia visual puede ser izquierda mientras que la mano puede presentarse como diestra. La lateralidad cruzada se considera un trastorno neurofisiológico siempre que afecte al desarrollo cognitivo de la persona, esto es, derivando en dificultades de aprendizaje (habitualmente en la adquisición de la lectura fluida, la escritura, orientación espacio-temporal, la organización, equilibrio- torpeza motora, etc.).


Hay diversos tipos de lateralidad cruzada:


  • Lateralidad contrariada. (Se ven cambios en la mano utilizada cuando, por ejemplo, el paciente utiliza la mano derecha y anteriormente utilizaba la izquierda, normalmente cuando se fuerza al niño a hacerlo.).

  • Lateralidad de oposición. Es común verla cuando por ejemplo un niño manifiesta malestar frente a la escuela y cambia los patrones a propósito. Por ejemplo, cuando un niño zurdo de 5 años, por crisis de oposición, empieza a escribir con la otra mano. En este tipo de lateralidad intervienen factores psicosociales y psicoemocionales.

  • Lateralidad cruzada en pacientes ambidiestros. Se trata de algunas personas que realizan actividades con diferentes manos. Por ejemplo, escriben y comen con la mano derecha pero recortan con la izquierda, o pacientes que tienen más fuerza con una mano y la utilizan para deportes de raqueta.

  • Utilización indistinta de ambas manos, algo que puede suponer un problema al no tener claro con que mano se hace cada acción.


Pronóstico

La lateralidad cruzada bloquea aproximadamente el 20-40% de los influjos nerviosos en algunas zonas del cerebro, lo que hace que el rendimiento de la persona disminuya por debajo de su capacidad intelectual.


El rendimiento es menor al esperado comparado a nivel intelectual real, y el día a día del niño se ve marcado por dificultades en la lectura, en el habla, en el cálculo, deficiencias al escribir, falta de concentración, etc. (Por ejemplo, normalmente se les presenta como niños lentos en procesos del lenguaje y todas aquellas funciones asociadas: inversión letras, adquisición tardía de lectoescritura, dificultades comprensión lectora, etc).


Todo esto hace que, a veces el niño sea considerado perezoso o patoso, lo que conlleva problemas de integración escolar y, a menudo, conflictos familiares, provocando #estrés, #ansiedad y #desmotivación. Lo más importante y tranquilizador es saber que la lateralidad cruzada tiene tratamiento.


Síntomas más comunes de lateralidad cruzada:

  • Retraso en las habilidades perceptivo-manuales y cognitivas respecto a lo esperable para su edad.

  • Adquisición del lenguaje oral: fluidez oral y retención y comprensión órdenes.

  • Dificultades en el lenguaje escrito, en la sintaxis, disortografía y disgrafía.

  • Dificultades para las matemáticas y su razonamiento.

  • Dificultades para concentrarse.

  • Dificultades de comunicación y para relacionarse.

  • Apatía y lentitud de movimientos

  • Hipertonía e hipercinesia.

  • Deficiencias motoras y funcionales.

  • Inestabilidad y falta de equilibrio.

  • Inseguridad al realizar movimientos (se suelen describir como niño “torpes” para los deportes).

  • Ansiedad y angustia.

  • Desmotivación, etc



Pruebas para la detección de la lateralidad cruzada

Habitualmente se utilizan test completos que valoran lateralidad del ojo, la mano, brazo, pierna dinámica, pierna estática y oído. Si el mayor porcentaje de grupos neuromusculares muestran que el paciente es diestro, se deberá lateralizar al homolateral derecho; en cambio, si la mayoría son izquierdos, deberá hacerse en el otro lado.


El test de lateralidad cruzada ayudará en gran medida en el abordaje de la patología pero también servirá de alivio para la familia. Es un estudio previo esencial para iniciar la terapia recomendada en cada caso.


¿Se puede prevenir?

Las causas suelen ser genéticas, si bien en algunos casos vienen derivadas de otras enfermedades neurológicas. Normalmente no puede prevenirse la lateralidad cruzada, sino que no es hasta que el niño es un poco más mayor cuando se empieza a sospechar de problemas en la lateralidad.


Tratamientos para la lateralidad cruzada

Una vez realizada una buena evaluación de la lateralidad, se identifican las áreas afectadas, así como la magnitud de dicha afectación, así como un perfil del proceso madurativo y funcional.


Se establece entonces un programa específico para el paciente, que puede incluir ejercicios, con terapia psicomotora, basada en la toma de conciencia de su propio cuerpo y en su mecánica.


En pacientes más mayores, por ejemplo adultos, resulta de gran utilidad, el entrenamiento en otras estrategias compensatorias de las dificultades encontradas (por ejemplo autoinstrucciones en la organización, verbalización de las actividades espaciales para su mejor comprensión, etc).


Poco a poco se irán adaptando dichos ejercicios según el paciente vaya mejorando. Los ejercicios disminuirán el trastorno.


Ana Ruiz Montoya

Psicóloga Col. Nª Col. 16245

Centro Psicológico Loreto Charques

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