Cuando se producen las relaciones amorosas de pareja, aparecen de forma conjunta en nuestro cuerpo diferentes reacciones hormonales y de neurotransmisores que se desarrollan en torno a cuatro etapas: la #atracción, el #enamoramiento o luna de miel, la #decepción y finalmente el amor maduro.
1º) Atracción: es la primera etapa, aquella en la que parece que te han “embrujado”. Se manifiesta por esa necesidad de saber más de esa persona, de querer conocerla y pasar el máximo tiempo juntos así como del deseo de mantener comportamientos más íntimos. En esta fase las protagonistas son las #feromonas y la #dopamina un neurotransmisor responsable del deseo y del placer, ya sea a nivel sexual o motivacional. Además, se experimentan una serie de cambios fisiológicos cuando se está en presencia de la otra persona, como la aceleración del ritmo cardíaco, la dilatación de las pupilas o el comenzar a sudar. Estas respuestas ayudan a la persona que las experimenta a darse cuenta de que la conexión que se está creando con la otra persona ya no son solo una atracción física o sexual.
2º Enamoramiento: es la segunda fase, aquella donde todo es bonito y la otra persona no parece tener ningún defecto (o al menos llamativo o que haga saltar las “red flags” como dirían los adolescentes) se produce una idealización del otro, y se fantasea con el “felices para siempre”. Comienzan a vivirse las emociones de una manera más intensa a consecuencia de la liberación de neurotransmisores y hormonas por parte de nuestro cuerpo, se aumentan los niveles de oxitocina (la llamada hormona del amor, que se libera cuando nos acariciamos, besamos y nos sentimos queridos, es una de las sustancias responsables del fortalecimiento de las relaciones), por otro lado disminuye la serotonina (lo que provoca que no paremos de pensar en la otra persona) y aumenta la feniletilamina que junto a la dopamina nos da esa sensación de estar “flotando en el aire”. Según diferentes estudios esta fase dura alrededor de los 3-4 años.
3º Decepción: las parejas comienzan a conocer tanto las cosas positivas como las negativas del otro y la pareja comienza a solicitar y recibir solicitudes de cambio de algunas conductas. Se asientan ciertas #responsabilidades y #compromisos por parte de ambos. Las conversaciones comienzan a ser menos profundas, el deseo sexual disminuye y comienza a compararse las crisis de la relación con algunos mitos del amor romántico. Probablemente sea el momento mas critico de las relaciones y donde muchas parejas fracasan al no poder “compensarse” las imperfecciones del otro con lo que uno desea. Las sustancias que nos inundaron en la fase de enamoramiento, al igual que pasa cuando alguien consume drogas o medicamentos durante un período largo de tiempo, producen una habituación. Los receptores neuronales ya se han acostumbrado a ese exceso químico y el enamorado necesita aumentar la dosis para sentir lo mismo.
4º Amor maduro: Se caracteriza por una sensación de #estabilidad y #tranquilidad que algunas parejas confunden con una fase de rutina, en la que no hay amor. Sin embargo, es en esta fase tras la superación de la crisis, donde se hace el paso real de estar enamorado a sentir amor y a tomarse decisiones más profundas y racionales, cuando la relación se estabiliza, vuelve a aumentar la serotonina, las endorfinas, vasopresinas y la famosa oxitocina dotándonos de estabilidad emocional. Según Stemberg es en esta fase es cuando se crea el equilibro entre la interacción de la intimidad, la pasión y el compromiso con la pareja. Es en esta etapa de superación y estabilidad cuando la pareja se percibe como un punto de apoyo tras la cual se puede o bien continuar en esta fase, o bien reiniciar el ciclo de las etapas del amor. A medida que esta fase avanza y pasa el tiempo a margen de la química, adquieren gran importancia y protagonismo la afinidad, las experiencias compartidas y el compromiso emocional.
Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga Col. Nº M-29040
Centro Psicológico Loreto Charques