¿Nacemos con un número determinado de neuronas?
La respuesta es no, al nacer, el cerebro del bebé tiene un número de neuronas y conexiones entre neuronas (conexiones sinápticas) que durante los primeros meses de vida aumentan a un ritmo frenético hasta los 2 años de edad.
Se sabe que, durante los primeros años de vida, el número de conexiones neuronales es aproximadamente el doble que en la edad adulta. Este incremento o sobreproducción neuronal permite asegurar que durante estas etapas donde se produzcan aprendizajes fundamentales (caminar, hablar, escribir, regular conducta) se establezcan las conexiones sinápticas adecuadas para consolidar dichos aprendizajes.
Dado el exceso de neuronas y conexiones sinápticas, a partir de los 3 años comienza gradualmente el proceso de poda neuronal o sináptica, que continúa hasta aproximadamente los 12 o 13 años, cuando alcanza su punto máximo. Durante esta fase, las conexiones neuronales o sinapsis que se usan con frecuencia se fortalecen a través de la mielinización, con el fin de procesar la información de una manera más eficaz y a una velocidad mayor. Por otro lado, las menos utilizadas se eliminan. Este proceso de poda es crucial para el desarrollo del cerebro, ya que permite que las conexiones más eficientes se mantengan y se consoliden.
La adolescencia es un período de poda neuronal intensiva, especialmente en la corteza prefrontal, que es crucial para la toma de decisiones y el control de impulsos. Durante esta etapa, el cerebro se reorganiza (como si se actualizarán sus apps previamente instaladas) para mejorar su eficiencia y adaptabilidad.
Por este y otros motivos, los adolescentes pueden experimentar cambios en la toma de decisiones, mayor riesgo de conductas impulsivas y búsqueda de sensaciones. Este comportamiento está relacionado con el desarrollo de la corteza prefrontal (el director de orquesta de la conducta) y el sistema límbico (el encargado de las emociones), que maduran a diferentes ritmos. La búsqueda de identidad y el desarrollo de habilidades sociales ya más complejas también son características destacadas de esta etapa. Los adolescentes empiezan a cuestionar las normas y valores establecidos y buscan establecer su propia identidad, lo que puede llevar a conflictos con figuras de autoridad y cambios en las relaciones familiares y sociales.
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Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga Col. N.º M-29040
Centro Psicológico Loreto Charques