Resignación o Aceptación: Cómo tomar el control de nuestra vida.
La resignación y la aceptación son dos conceptos que, aunque a menudo se utilizan de manera intercambiable, poseen significados y connotaciones distintas. Comprender estas diferencias es crucial para el desarrollo personal y el bienestar emocional, especialmente cuando se relacionan con el locus de control interno, un concepto psicológico que se refiere a la creencia de una persona sobre el grado de control que tiene sobre los eventos de su vida.
Resignación: Una Perspectiva Pasiva.
La resignación se puede definir como una respuesta emocional ante situaciones adversas que se perciben como inalterables. Cuando una persona se resigna, tiende a aceptar su situación sin intentar cambiarla, lo que puede llevar a un estado de pasividad y desmotivación. Este enfoque puede surgir de una percepción de impotencia, donde la persona siente que no tiene el poder para influir en su vida o en las circunstancias que la rodean.
Desde la perspectiva del locus de control interno, la resignación se asocia con un locus de control externo. Las personas que se resignan suelen creer que los eventos de su vida están determinados por factores fuera de su control, como la suerte, el destino o las acciones de otros. Esta creencia puede llevar a una falta de iniciativa y a una disminución de la autoestima, así se convierten en factor clave en desarrollo y mantenimiento de sintomatología ansiosodepresiva, ya que la persona siente que no tiene el poder para cambiar su realidad ni el control de su vida.
Aceptación: Un Enfoque Activo y Constructivo.
Por otro lado, la aceptación implica reconocer y enfrentar la realidad de una situación sin dejarse llevar por la desesperanza. Aceptar no significa rendirse, sino más bien entender que hay circunstancias que no se pueden cambiar y, en lugar de resistirse a ellas, se elige adaptarse.
La aceptación permite a las personas encontrar paz en medio de la adversidad y seguir adelante con sus vidas.
Desde el punto de vista del locus de control interno, la aceptación está más relacionada con una percepción de control personal. Las personas que aceptan su situación suelen creer que, aunque no pueden cambiar ciertos aspectos de su vida, tienen el poder de decidir cómo responder a ellos. Esta creencia fomenta la resiliencia y la capacidad de adaptación, permitiendo a las personas encontrar nuevas oportunidades y caminos, incluso en situaciones difíciles.
Para entenderlo de forma práctica se exponen algunos ejemplos:
Ejemplo 1: Pérdida de un Empleo.
Resignación: Juan pierde su trabajo y se siente completamente derrotado. Piensa que no hay nada que pueda hacer para encontrar otro empleo y se queda en casa, sin buscar nuevas oportunidades. Se siente atrapado por las circunstancias y cree que su situación depende de factores externos, como la economía.
Aceptación: María también pierde su trabajo, pero en lugar de rendirse, acepta la situación. Reconoce que ha sido un golpe duro, pero decide actualizar su currículum y comenzar a buscar nuevas oportunidades. Se enfoca en lo que puede controlar, como mejorar sus habilidades y ampliar su red de contactos.
Ejemplo 2: Problemas de Salud.
Resignación: Carlos recibe un diagnóstico de una enfermedad crónica. Se siente impotente y piensa que no hay nada que pueda hacer para mejorar su salud. Deja de seguir un tratamiento y se aísla, creyendo que su situación es irreversible.
Aceptación: Ana también recibe un diagnóstico similar, pero elige aceptar su condición. Investiga sobre su enfermedad, se une a grupos de apoyo y sigue las recomendaciones médicas. Aunque sabe que no puede cambiar su diagnóstico, se enfoca en llevar un estilo de vida saludable y en disfrutar de cada día.
Ejemplo 3: Relación de Pareja.
Resignación: Pedro se da cuenta de que su relación está en problemas, pero decide no hacer nada al respecto. Piensa que las cosas no cambiarán y se siente atrapado en una situación infeliz, creyendo que no tiene control sobre la dinámica de la relación.
Aceptación: Laura también enfrenta problemas en su relación, pero acepta que hay desafíos que deben abordarse. Habla abiertamente con su pareja sobre sus sentimientos y busca soluciones juntos. Sabe que no puede controlar las acciones de su pareja, pero puede decidir cómo abordar la situación.
Ejemplo 4: Fracaso Académico.
Resignación: Tomás recibe una mala calificación en un examen y se siente desalentado. Piensa que nunca será bueno en esa materia y decide no estudiar más, creyendo que su esfuerzo no tiene sentido.
Aceptación: Sofía suspende la selectividad. Ha sido un golpe duro ya que sus planes para el año que viene van a cambiar. Sin embargo, decide mirar adelante, Entiende que sólo es una piedra en el camino que no le va a impedir estudiar lo que le gusta y con lo que se siente realizada. Analiza los errores cometidos en la prueba y decide acudir a clases especializadas para mejorar su rendimiento en la próxima convocatoria.
¿EN QUÉ PODEMOS AYUDARTE COMO PSICÓLOGOS?
Aquí te presento algunas formas en que un #psicólogo puede asistirte en este proceso:
Proporcionar un Espacio Seguro: la psicoterapia crea un ambiente de confianza donde puedes expresar tus sentimientos y preocupaciones sin miedo a ser juzgado. Este espacio seguro es fundamental para explorar la aceptación de situaciones difíciles.
Ayuda en la Identificación de Emociones: A menudo, las personas luchan con la aceptación porque no comprenden completamente sus emociones. Un psicólogo puede ayudarte a identificar y nombrar lo que sientes, lo que es el primer paso hacia la aceptación.
Desarrollo de Estrategias de Afrontamiento: aprender técnicas que te ayuden a manejar la ansiedad, la tristeza o la frustración que pueden surgir al enfrentar situaciones difíciles. Estas estrategias pueden incluir la atención plena, la reestructuración cognitiva y la resolución de problemas.
Fomentar la Reflexión Personal: a través de la terapia, el psicólogo puede guiarte en la reflexión sobre tus creencias y actitudes hacia la situación que estás tratando de aceptar. Esto puede incluir cuestionar pensamientos negativos o irracionales que te impiden avanzar.
Promover la Resiliencia: guiarte para desarrollar la capacidad de adaptarte y recuperarte de las adversidades. Esto incluye aprender a ver los desafíos como oportunidades de crecimiento personal.
Establecimiento de Metas Realistas: un psicólogo puede ayudarte a establecer metas realistas y alcanzables que te permitan avanzar en tu vida, incluso en situaciones que no puedes cambiar.
Técnicas de Mindfulness y Meditación: ayudarte a aprender técnicas de meditación y atención plena que te ayuden a estar presente y a aceptar tus pensamientos y emociones sin juzgarlos.
Apoyo en el Proceso de Duelo: Si la aceptación está relacionada con la pérdida (de un ser querido, de una relación, de una etapa de la vida), un psicólogo puede guiarte en la aceptación y elaboración adecuada del mismo.
RECUERDE: «No son las cosas que nos pasan las que nos dañan, sino nuestra opinión sobre ellas» (Epicteto, siglo I d. C).
Ana Ruiz Montoya
Psicóloga Col. Nº M-16245
Centro Psicológico Loreto Charques