“La necesidad de aprobación de los demás equivale a decir: lo que tú piensas de mí es más importante que la opinión que tengo de mí mismo/a” - Wayne W. Dyer
Desde nuestra infancia, recibimos de nuestras figuras de apego la aprobación, esa sensación de seguridad nos ayuda a desarrollar nuestra autoestima y autoconcepto. Sin embargo, este sistema de aprobación no debe ser absoluto, e/la niño/a no debe tener la necesidad de autorización para todo lo que piensa, dice o hace, pues de este modo la desconfianza en sí mismo/a se irá instaurando.
Somos seres sociales y, por lo tanto, en mayor o menor medida, desear sentirnos aceptados y reconocidos por las personas que consideramos importantes en nuestro entorno personal y profesional es algo natural y que nos aporta satisfacción.
Sin embargo, cuando este deseo se convierte en necesidad, nuestra forma de actuar se ve condicionada y esto se materializa en malestar e inseguridad emocional.
Esta necesidad nos lleva a depositar en otras personas nuestra propia validación, ese apoyo se convertirá en algo imprescindible, y si somos desaprobados, nuestro equilibrio penderá de un hilo.
Cuando actuamos de esta forma, trasladamos nuestra responsabilidad a otras personas, delegamos esa función que nos pertenece, de tal modo que otorgamos esta obligación a terceros y ellos serán los encargados de concedernos, o no, esas dosis de motivación, reconocimiento, elogios... Esto contribuirá a una dependencia emocional que limitará nuestros logros y aumentará la frecuencia e intensidad de emociones tales como la ira, el miedo, el enfado o la ansiedad.
Nuestro objetivo de mejora radicará en potenciar nuestra confianza, seguridad y bienestar en nosotros mismos y no depender de la aprobación de otras personas, de este modo nos sentiremos más libres y en armonía.
Para ello, nuestro punto de partida consistirá en hacer conscientes nuestras dependencias, a partir de ahí podremos averiguar donde se hayan nuestras carencias y debilidades.
¿Cuáles son algunos de los comportamientos más habituales en la necesidad de aprobación?:
Modificar tu modo de pensar cuando alguien muestra su desaprobación.
Necesidad de elogiar a tu interlocutor.
Constante necesidad de reconocimiento y aprobación de aquello que haces.
Sentirte triste, enfadado/a cuando tu punto de vista no se corresponde con el de los demás.
Dirigir tus acciones con el objetivo de conseguir la aprobación de los demás.
Invertir un tiempo y esfuerzo excesivo en otras personas, en perjuicio de tus propias necesidades.
Ceder por miedo a decir no.
Pedir permiso o perdón en situaciones donde no es necesario.
Actitudes perfeccionistas que te hacen equiparar tu valía en función de tus resultados y logros.
Rumiación sobre frases dichas, con alta preocupación y ansiedad por posibles consecuencias.
¿Cómo podemos transformar esta excesiva necesidad de aprobación?:
Traer al consciente nuestras dependencias, ¿deseas o necesitas la aprobación de los demás?
Reforzar nuestra autoestima, aprender a valorarnos, a querernos por nosotros mismos.
Trabajar nuestras creencias limitantes relacionadas con este tema, ej. creer que si pensamos o actuamos como los demás esperan seremos más queridos, reconocidos, amados, valorados...
Aceptar que no podemos gustar a todo el mundo, siempre habrá personas que nos desaprueben.
Aprender a tomar decisiones por nosotros mismos, conociendo aquello que nos moviliza y darnos la oportunidad de llevarlo a la práctica, disfrutando de nuestro camino de aprendizaje.
Conocer nuestros valores y entender aquello que nos guía.
Trabajar la comunicación asertiva, cuya clave reside en el respeto mutuo.
Comprender que una crítica es solo una opinión, no le demos más valor, esto no invalida nuestra autoestima. Por el contrario, podemos aprender de ella y ampliar nuestro punto de visión.
Si os sentís identificados con este tipo de situaciones , os animo a poner el foco en la búsqueda de vuestra propia aprobación, eso os permitirá sentiros más libres, autónomos y valiosos.
Esther Cazalla Briz
Coach acreditada por ASESCO
Centro Psicológico Loreto Charques