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Foto del escritorCentro Psicológico Loreto

Silencio.




España es considerado uno de los países con más calidad de vida, si bien también uno de los más ruidosos del mundo. El silencio para muchos se ha convertido en un lujo inalcanzable.


Estudios recientes en neurociencia muestran la importancia clave que tiene el silencio para la función cerebral.


Todos parece que tenemos claro que la exposición a ruidos fuertes como explosiones o ruidos prolongados, como los trabajadores de una fábrica, puede causar daños auditivos y generar diversos malestares. Pero es el ruido ambiental constante al que estamos expuestos todos los días es perjudicial por muchas otras razones.


El ruido hace que el cerebro active un mecanismo de lucha o huida, es decir, la respuesta al estrés. Cuando el ruido es constante, se disparan los niveles de cortisol, los niveles de azúcar en la sangre, la presión arterial y se presentan las peores consecuencias del estrés crónico. De este modo el ruido ambiental se convierte en un agente que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.


Así mismo, el ruido afecta negativamente a la concentración y la capacidad de aprendizaje de los niños y, en los adultos, el ruido puede causar o exacerbar la depresión y la ansiedad. Si además el ruido también afecta al sueño, estos efectos se multiplican.


Se sabe que el ejercicio estimula el crecimiento de las neuronas en el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la memoria. Los investigadores se preguntaron si se podría lograr el mismo efecto usando sonido. Para ello se investigó con ratones con melodía continua y luego con Mozart. Sorprendentemente, respecto a la hipótesis inicial, lo único que hace que las neuronas se multipliquen es el silencio. Dos horas de silencio al día (algo que muchas personas pueden encontrar imposible) tiene el mayor impacto en la neurogénesis (proceso mediante el cual se forman nuevas neuronas en el cerebro).


Así mismo, el silencio es también el espacio mental en el que se activa la red de modo predeterminado, un sistema en el cerebro que opera cuando pensamos en nosotros mismos e identificamos nuestras identidades. Esto quiere decir que el silencio es lo que nos permite tener una vida interior, nos hace pensar en nosotros mismos y ayuda a depurar nuestros sentimientos y reafirmar nuestra identidad.


El silencio también es necesario para "recargar" el cerebro tras los efectos nocivos del ruido, algo de lo que la gente suele darse cuenta intuitivamente tras unas horas en una discoteca, o simplemente cuando, tras estar un buen rato cocinando, apagas la campana extractora. Si nos obligamos a prestar atención a algo (en este caso el ruido) durante demasiado tiempo, nuestro cerebro se agota. Algunas actividades, como estar en la naturaleza y en silencio, se han descrito como "restauración" de la capacidad de atención del cerebro.


Por otro lado el silencio ayuda significativamente en la organización de la información. El cerebro nunca descansa, incluso cuando estamos en un estado de calma, completamente quietos o dormidos. Este órgano milagroso continúa funcionando, pero de una manera diferente. Cuando el cuerpo está en reposo, comienzan a desarrollarse otros procesos que complementan los que ocurren cuando estamos activos. Básicamente, lo que está pasando es algún tipo de corrección. El cerebro evalúa la información y las experiencias a las que estamos expuestos a lo largo del día. Luego organiza y combina la información relevante, y elimina la “basura”. Aunque estos procesos son inconscientes, produce efectos muy conscientes. Es por eso que a veces encontramos la respuesta a un problema durante el sueño o mientras “lo consultamos con la almohada”. Podemos ver las cosas desde una nueva perspectiva, después de descansar unas horas.


Lo interesante de todo esto es que ocurre un proceso similar cuando estamos en silencio. La ausencia de estímulos auditivos tiene aproximadamente el mismo efecto que en el estado de reposo.


Hay numerosos estudios que avalan la necesidad del silencio.


El silencio también tiene efectos muy positivos sobre los estados de ansiedad. Los seres humanos somos muy sensibles al ruido. Tanto es así que muchas veces nos sorprende la caída de un objeto o ruidos extraños. La investigación realizada en la Universidad de Cornell muestra que los niños que viven cerca de los aeropuertos experimentan altos niveles de estrés. Y no solo esto, sino también tenían presión arterial más alta y niveles más altos de cortisol, la hormona del estrés.


Afortunadamente, también sucede lo contrario. Así lo demostró un estudio realizado por la Universidad de Pavía, donde se comprobó que tan solo dos minutos de silencio absoluto son más beneficiosos que escuchar música tranquila. El silencio parece que nos hace más creativos y seguros. De hecho, se ha comprobado que la presión arterial desciende y las personas pueden sentirse más alertas y tranquilas después de ese pequeño baño silencioso.


Como podemos ver, el silencio produce grandes beneficios tanto a nivel intelectual como emocional.

Se podría decir que guardar silencio, al menos durante pequeños ratos del día, es un factor determinante en la salud del cerebro. Y con ello, un factor decisivo para mejorar nuestro estado emocional, salud y calidad de vida.


La temporada estival, donde en general disponemos de más tiempo y llevamos una vida algo más tranquila, te invito a que compruebes por ti mismo los beneficios que el silencio puede aportarte.


Ana Ruiz Montoya

Psicóloga Col. Nª Col. 16245

Centro Psicológico Loreto Charques

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