Se habla de la soledad, la mayoría de las veces, como algo que hay que evitar porque pensamos que es sinónimo de Depresión, de Aislamiento social y de Fracaso en la vida, de la misma manera que hablamos de alguien que no ha encontrado o no quiere pareja, y desde fuera se ve como un fracasado…
Una gran parte de personas se embarcan en relaciones que no son satisfactorias, o mantienen otras que les perjudican para no estar solas…
Otra parte llena su agenda de miles de actividades que ni siquiera le gustan, con el único objetivo de estar ocupadas y sentir por lo mismo, que tienen una vida llena y satisfactoria…
Desafortunadamente, casi nadie reconoce ese miedo a la soledad y se engañan a sí mismos creyendo que su vida está bien, a pesar de ese deje de insatisfacción que alguno llega a reconocer…
Sin embargo, cuando una persona se conoce y “se reconoce” tal y como es, y abraza esa soledad como la oportunidad para el autoconocimiento y el desarrollo personal y como fuente de beneficio, la “temible” y “repudiada” soledad, deja de molestar y se vuelve nuestra aliada.
Sólo cuando llegamos a este punto de encuentro y a este momento en el que ya no tememos, sino que deseamos estar, encontramos la paz y la plenitud, y ya no necesitamos, si no que en todo caso preferimos, a alguien que nos acompañe plácidamente en nuestro camino, pero no como necesidad, sino como complemento a nuestro propio #bienestar.
Es desde ahí desde donde elegimos a las personas que nos convienen, las actividades que realmente nos apasionan, y los momentos que nos llenan plenamente.
Alíate con tu “soledad” y mira todos sus beneficios, porque tú lo disfrutaras y los demás lo notaran.
María Jurado Madico
Psicóloga Col. Nº M-08685
Centro Psicológico Loreto Charques
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