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Foto del escritorCentro Psicológico Loreto

¿Te sientes etiquetado/a?



“Vivir es nacer a cada instante”, Erich Fromm.

De manera generalizada los seres humanos tendemos a clasificar e interpretar el mundo que nos rodea. De igual forma, en nuestra relación con las personas ocurre lo mismo, las etiquetamos con el objetivo de tenerlas definidas, ya sea en forma de adjetivo calificativo o descalificativo.


Podemos decir que “Alicia es la inteligente de la casa”, “Jaime es un vaguete”, “Julio es un niño muy malo y su hermana es buenísima”, “María es la guapa de la pandilla y su novio es un soso”...


Cuando etiquetamos, lo hacemos desde nuestra propia #percepción, desde nuestra #subjetividad, por ello ese juicio difícilmente será #objetivo. Lo hacemos en muchas ocasiones sin conocer de lleno a la persona, o desconociendo sus circunstancias, sus vivencias, incluso etiquetamos en función de los comentarios que hemos escuchado sobre esa persona.


Es un proceso que realizamos todos. Asignamos cualidades psíquicas y físicas que nos permiten catalogar. Unas veces de manera consciente y otras muchas de manera inconsciente, nuestro cerebro disminuye así su carga cognitiva, sintetizando nuestra realidad.


Este mismo procedimiento lo llevamos a cabo con nosotros mismos, nos colocamos nuestras propias etiquetas en función de cómo nos percibimos e interpretamos, “soy un desastre”, “soy tonta/o”, “no soy lista/o”, “soy la/el mejor”...


Desde nuestra infancia somos etiquetados, tanto en el ámbito familiar, como en el académico. Aprendemos a definirnos en función de cómo lo hacen nuestros referentes por nosotros. Si repetimos constantemente a un niño “eres mal estudiante”, estamos limitando su capacidad de desarrollo, estamos etiquetándolo como algo que “es”, le costará mucho más centrarse en desarrollar con #optimismo su propio potencial.


En muchas ocasiones, una etiqueta, aunque aparentemente sea positiva, también puede condenarte a cumplir siempre con esas expectativas que se esperan de ti, por ej. si tu etiqueta es que ”eres la más lista de la clase”, o “el más responsable de los hermanos”, de alguna forma, tus acciones irán dirigidas a mantener esas etiquetas y parte de tu libertad se verá comprometida.


¿A qué dificultades te enfrentas cuando te etiquetan o te etiquetas a ti mismo?:


  • Las etiquetas te limitan y te condicionan.

  • Asocias esa etiqueta a tu identidad, “soy un desastre”, “soy un vago”, “soy una sosa”, se convierte en algo que forma parte de ti, te defines a través de ellas.

  • A base de repetición, puedes llegar a interiorizar este rol y creértelo, “soy así”.

  • Esto te genera inmovilidad, pareciera que no es posible una transformación, “eres así”, te frena en tu avance.

  • Renuncias a tu capacidad de percepción, renuncias a la oportunidad de conocerte y conocer a otros/as desde tu prisma.

  • Te impide analizar cada situación de manera independiente, extrayendo el aprendizaje en áreas de mejora.

  • Distorsiona tu autoconcepto y daña tu autoestima.

  • ¿Cómo puedes liberarte de tus etiquetas?:

  • Eliminar una etiqueta no es tarea fácil, cada comportamiento que la reafirme te ayuda a interiorizarla todavía más, por el contrario, aquellos comportamientos que nos alejan de ella, que la contradigan, generalmente pasan más desapercibidos.

  • El primer paso es identificarlas, comprender de dónde vienen y en qué contexto.

  • Decide qué quieres hacer con ello, establece un plan de acción.

  • Conoce cual son las creencias que posees, algunas potenciadoras y otras limitantes, de esta forma podrás comprender cómo interpretas el mundo, cómo etiquetas y te etiquetas.

  • Aprende a comunicarte mejor, utilizando un lenguaje constructivo. Cuando no te guste algo que has hecho o que ha hecho otra persona, llévatelo a las acciones y no a la identidad: en lugar de decirte “soy tonta/o por no haber aprobado hoy”, cámbialo por ”en esta ocasión no he sabido resolver los problemas del examen, me ha costado y me siento triste, trataré de seguir trabajando en ello”, en lugar de decirle a tu hijo “eres malo por no prestar tus juguetes”, sustitúyelo por “hoy no has prestado tu juguetes, te he notado enfadado, te animo a hacerlo, así ellos te compartirán los suyos y será más divertido”.

  • Identifica las etiquetas que sueles poner a otros y mejora tu visión, corrigiendo en positivo y transformando tu discurso de una forma más optimista.

  • Aprende a gestionar tus emociones, evitando explosiones de ira donde puedas estallar y decir aquello que puede herir y a su vez etiquetar de forma negativa a ti o a otras personas.

  • Empatiza con las dificultades/errores de los demás y con los tuyos propios.

  • Acéptate y acepta a las personas como son, evitando juicios innecesarios.

  • Recuerda que cada día tu vida se inicia como un lienzo en blanco y tienes la oportunidad de aprender y mejorar.


Te animo a darte el PERMISO para ser quien quieras y elijas ser, te animo también a #conocerte, a #descubrirte, a quedarte con lo que te guste y a trabajar en la transformación que necesites y decidas, esa es tu ¡maravillosa tarea!


Esther Cazalla Briz

Coach acreditada por ASESCO

Centro Psicológico Loreto Charques

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